REVISTA EL SORDO

Diario íntimo de un afinador – Día 2

Por Carolina Buratti
Ilustración por Pablo Garat

Ayer mientras estaba con el pelotudo del Bösendorfer en Paternal me di cuenta que me dejé el taladro en el taller de Julio. No pienso llamarlo ni necesitando uno de sus pulmones para seguir vivo. Con tres clientes bien facturados lo puedo comprar. Eso si no como. Julio, la puta que te parió. Viejo de mierda.

Día 2

San Telmo. Humberto 1º al 500. La casa es una de esas antiguas recicladas a nuevo. Me recibe la chica que limpia y me hace pasar al living. La puta madre, casa de hippy rico. Me acerco al piano mientras espero. Tiene las teclas de las dos octavas superiores con los bordes quemados. En la esquina derecha del teclado un cigarrillo de droga apagado. Entra el chabón.

Chabón: -¡Alberto! Buena onda que pudiste venir hoy…
Yo: -Hola

Le tiendo la mano pero el chabón la esquiva y me abraza de una.

Chabón: -Beto, no doy más con el piano así. Súper desafinado. Hace un mes que me siento y no puedo componer nada. Toco una nota y suena tan mal que no puedo componer. Beto, viniste del cielo. Sos una enfermera celestial para mi piano. (Prende el cigarrillo de porro que tiene ahí sobre el piano. Aspira aire poniendo la boca en pico y haciendo mucho ruido.) ¿Fumás? (Dice eso como no queriendo soltar el aire, casi que aspira las palabras).

Yo: -No, gracias.
Chabón: -Dale, Beto, mirá que todo bien acá eh…
Yo: -No fumo, gracias.

Me veo formando parte de un cuadro deprimente. El chabón sentado al piano. Fuma, apoya el cigarro en las teclas, cierra los ojos y ahí se queda. Yo estoy al lado parado, viendo como se quema el piano. Tengo la caja de herramientas en la mano. Hay humo. Pasan unos minutos, no sé, tres, cinco. El cigarro se apaga.

Yo: -¿Querés que afine?
Chabón: -Bancame Beto, me parece que estoy inspirado. Sos un ángel. Hace un mes que no puedo sentarme acá y componer nada y hoy se me conecto el wifi con el cosmos.

Prende de nuevo el cigarrillo de porro. Humo. Lo deja ahí de nuevo en otra tecla. Se quema. Yo sigo ahí parado. El chabón con los ojos cerrados. Toca un par de forradas con la mano izquierda. Se apaga el cigarro.

Chabón: -¡Lucy! ¡El power!

Entra la chica con un porro gigante. Se lo deja y se va. El chabón lo prende. Humo, más que antes. Sigo ahí parado. No sé cuánto tiempo hace que estoy ahí. El chabón fuma y sigue con la forreada de la mano izquierda. Humo y más humo. Recuerdo un informe de la tele de los fumadores pasivos. Pienso que voy a tener que ir a la guardia del hospital cuando salga de ahí. No sé si estoy despierto. De repente la forrada de la izquierda para.

Chabón: -Hoy no Beto. Volvé mañana. Hoy no podemos tocar a Nelson porque estamos en sintonía.
Yo: -¿Nelson?
Chabón: -El piano. Nelson, como mi abuelo. ¡Lucy! ¡Pagale a Beto! Nos vemos mañana. Ángel. Ángel de pianos.

Se da vuelta y sigue fumando. Lucy me acompaña a la puerta y me paga lo que le digo. Pienso que con dos clientes más me compro el taladro. Dudo entre ir al hospital o tirarme una siesta en la vereda. Me cago de risa y me tiro la siesta.

No sé si la autonomía es tan buena idea. Tal vez en un tiempo tenga que volver con el forro de Julio.

Sección «Diario íntimo de un afinador» completa