REVISTA EL SORDO

El tango favorito de hoy por Diego Zavalla

Desde el momento que me llegó la propuesta de elegir y pronunciar cuál es mi tango favorito de la actualidad, mi cerebro no paró de pensarlo y por ende no me dejó en paz. Es por esto que luego de varios días de meditarlo me pongo a escribir desde lo incierto. Trataré de aclararlo mientras escribo. 

Se me cruzan varios tangos: Calle Oculta (Guille De Pablo) y A sangre fría (Nico Moro) por Pasaje Noruega,  Bajo la línea del agua  (Mariano Sayago), Las cosas privadas (Juan Iriarte) y Palabras rotas (Martín Tessa) por Orquesta Utópica, Ojos de río (Dani Lésté y Victoria Aiello) por Madreselva, Obsesiones (Lucas Querini) por La Biaba, Reflejo (Mariano González Calo) por el Quinteto criollo González Calo, Sinsur (Victoria Di Raimondo y Julián Peralta) por la Orquesta Típica Julián Peralta, varios temas del Tape Rubín, Juan Seren y muchísimos más. Aun escribiendo esta lista percibo la injusticia, siguen quedando afuera tremendos tangos. 

Mientras tomo la decisión y a sabiendas de que sólo uno debe ser el tema elegido. Esa es la propuesta y esas son las reglas del juego. Tengo que ser firme y elegir de una vez por todas cuál es ese tango y, además, fundamentar por qué lo estoy eligiendo. Es decir, uno sólo entre muchísimos que me volaron la cabeza; como juez de un concurso, así me siento.  

Para comenzar con un recorte pienso en Astillero. Este grupo fue, es y será muy importante en mi vida y creo en la de muchas y muchos músicos tangueros. Es importante porque marcó un punto de inflexión dentro de la historia del género, habilitando un nuevo camino estético que ellos definieron como Tango de ruptura. Si la originalidad es como dice Pacheco: “crear lo inesperado con la materia de lo existente”, Astillero lo logró. Hoy muchos grupos tomamos como punto de partida este sexteto por su sonido oscuro, potente, rítmico, nervioso y melancólico para crear y recrear tangos en sintonía con la época en que vivimos. Una especie de banda sonora, de reflejo del mundo vertiginoso que habitamos hoy, muy diferente al del siglo pasado en varios aspectos.

Si bien hay muchísimos temas que me gustan y que podría decir que son mis favoritos (soy fan de Astillero como fui y aún sigo siendo de Nirvana, Björk, Radio Head, Piazzolla y Bach entre otros), voy a elegir a Variación, de Julián Peralta, grabado en el primer disco Tango de ruptura y nuevamente registrado en el segundo disco titulado Sin descanso en Bratislava, esta vez con el aporte del grosísimo y hermoso Leopoldo Federico como bandoneonista invitado. Siento que Variación es como un viaje, una procesión; una persona que realiza un recorrido con un objetivo claro y que finalmente alcanza. Quizás podría ser la música que sintetizara a Siddhartha, ese personaje de la novela de Hermann Hesse que lleva como título su nombre. Este personaje sale a recorrer el mundo en busca de nuevas experiencias y pasa por variados y contrastantes estados, desde la tranquilidad y la quietud hasta los excesos y la locura. Sin embrago, nunca deja de ser la misma persona dentro de un contexto diferente. Así percibo que se desarrolla este maravilloso tango.

Astillero – Variación (con Leopoldo Federico)

Desde lo técnico, el título hace referencia a una forma musical del clasicismo europeo, donde se presenta una melodía y luego se repite varias veces de manera variada. Peralta hace esto mismo pero con solos de instrumentos que van apareciendo sobre las variaciones, o bien, siendo estos solos más las texturas (el contexto) los generadores de las variaciones. Las notas de la melodía (el personaje) casi no se modifica, sí varía el registro, los timbres y las intensidades cada vez que la repite. En el acompañamiento, el modelo que comienza es la síncopa, grave y profunda, generando la sensación de un movimiento lento y sostenido. Cuando necesita mayor tensión e intensidad hace uso de otros modelos más cargados en figuras rítmicas, pero siempre en los registros más graves posibles del piano y el contrabajo, característica muy utilizada por este compositor.

Para terminar, puedo decir que este tango está compuesto perfectamente por opuestos que conviven en total armonía: lo repetitivo y lo variado, la quietud y el movimiento, el brillo y la oscuridad, la tranquilidad y el nerviosismo. 

Tener que explicar una obra me resulta totalmente dificultoso, así que las y los invito a clavarse los auriculares, bajar la luz, cerrar los ojos y sumergirse en este viaje creado por Peralta e interpretado con una sutileza perfecta por el grupo Astillero. Ojalá que puedan disfrutarla y dejarse llevar por esta música asombrosa que cada vez que la escucho se me eriza la piel, se me cristalizan los ojos y siento que le encuentro sentido a la vida. 


Diego Zavalla es guitarrista y compositor en Masmédula

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Ilustración por María Belén Sigismondi