Otro lugar – 34 Puñaladas
Alejandro Guyot es cantante, letrista, compositor, poeta y escritor. Forma parte de la agrupación 34 puñaladas desde hace más de 16 años y es uno de los grandes protagonistas de la escena tanguera del siglo XXI. Fue cantor de la Orquesta El Arranque, el Cuarteto Julio Coviello y participó en Astillero. Sus canciones forman parte del repertorio de muchas agrupaciones tangueras actuales: Altertango, Astillero, Orquesta Típica Ciudad Baigón, Cuarteto Julio Coviello, Quinteto Negro la Boca.
Participó como cantante invitado en Altertango, Agua Pesada, Orquesta Típica Julián Peralta y Orquesta Típica El Afronte y en un proyecto de Danza Aérea de la coreógrafa Brenda Angiel.
Junto a 34 Puñaladas en el año 2002 ganó el Premio Clarín en el rubro «Tango Revelación» y fue elegido en el mismo rubro por diario La Nación. En 2006 fue nominado para la edición de los Premios Gardel en el rubro «Mejor grupo u orquesta de tango», y en 2007 en el rubro «Tango nuevas formas».
Se ha presentado en escenarios de tango y worldmusic en distintos lugares del mundo, entre ellos Italia, España, Austria, Portugal, Francia, Australia, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Chile y Brasil.
Su libro «Brumarios», editado en Argentina y presentado en Buenos Aires, fue traducido al francés para su posterior presentación en París.
Llega con sus gafas de sol, deja las llaves del auto en la mesa, el teléfono. Pide agua. Se ha cruzado la ciudad con todas las calles a medio refaccionar en pleno mediodía. Está a mitad de camino entre la almohada y la clase que da en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Hace calor, en el bar hay ruido pero no nos importa. Entonces, Alejandro dice.
Las palabras se le caen cuando habla y cuando escribe. Hace unos años, con el cajón del escritorio desbordado de palabras en papeles que chorrean hacia todos lados, pidió consejo a don Guillermo Saccomano sobre qué hacer con todo eso. «Publicalo». Brumarios vio la calle, transitó por Buenos Aires y cruzó el Atlántico para su presentación francesa. Las palabras de Alejandro viajan hacia otras tierras y hacia otros idiomas. Después de la poesía y los textos breves, seguirá la novela que lo mantiene desvelado por estas noches.
Precursor en las agrupaciones tangueras de la última generación, sus inicios como cantante se dieron de manera natural en El Arranque, invitado por Ignacio Varchausky con quien había compartido anteriormente movidas rockeras. Primer hito en su historia personal dentro del tango.
34 Puñaladas se constituye como su grupo base de operaciones, desde ahí empieza a tejer redes. En paralelo se da su paso por Astillero y el camino hacia las nuevas composiciones que surgirían desde este proyecto. Bombay Buenos Aires, disco de nuevas canciones que graba con 34 Puñaladas, termina de definir una línea de trabajo. Alejandro escribe y canta nuevas letras. De a poco, la poesía urbana se empieza a sacudir con la aparición de nuevos letristas.
Para aquellos que tienen el vicio de las palabras, que se alimentan de juegos mentales yendo y viniendo por tal o cual sonoridad, por tal o cual metáfora, siempre hay algún recodo donde refugiarse con palabras de otro. «Mitad» de Acorazado Potemkin es el lugar elegido por Guyot. Su canción favorita.
La mitad – Acorazado Potemkin
Letra¿Qué es eso que se busca en la música popular? «… Algo que te movilice, una sinceridad estética, algo que te vuele la cabeza». Alejandro puede y sabe dividirse o fundirse entre múltiples mundos: «una cosa es lo que escuchás por placer y otra es dónde trabajás tus inquietudes artísticas». Su camino, decididamente es la música popular. Ese espacio de exploración, de búsqueda que al principio fue ver qué tal quedaba el traje de tanguero, luego ver cómo podía ponerle sus palabras a la canción y finalmente hoy es ver cómo suena en él ese nuevo tango de otro. La circulación del repertorio, uno de los puntos claves para que el tango siga creciendo y llegando a nuevos públicos. «Hay que salir a copar otros escenarios, donde hay gente que no sabe que le gusta el tango. Pero le gusta».
Toma agua, se ríe. Es divertido charlar con él. Hace chistes, dice cosas «off the records».
Resuena en sus palabras un recorrido por los últimos años del género: «desde que el tango entró en decadencia, el rock tomó la posta de la poética urbana (con Charly García, Spinetta, Cerati, el Indio Solari, Palo Pandolfo…)». «Hubo un momento de gran decisión de no conformarse con lo que se ofrecía y ahí empezaron las búsquedas que dieron lugar al desarrollo de lo que es la escena actual». «Es imposible aislar quirúrgicamente aquellas sonoridades que fueron influenciando a los músicos desde entonces, de nuestro tango de hoy». «El tango es esa mezcla milagrosa donde convergen la búsqueda, el amor y el compromiso por volver a reconocerse en una música, en un acento, en una manera de hablar que trasciende Buenos Aires». Alejandro evoca también las nuevas movidas encabezadas por ciudades como Rosario, Mendoza y algunos puntos de Europa.
Alejandro habla el idioma nuestro y el otro idioma nuestro también. Dice que «un género musical es como un idioma al que siempre se suman parlantes que le aportan elementos y lo reformulan». De la misma manera que uno reformula los conceptos aprendidos de sus maestros y, al reformular, necesariamente traiciona. Alejandro vuelve a mirar, traiciona para crear. Se nombra y se desnombra cantor, poeta, músico… Cada uno da lugar al otro y esa multiplicidad lo vuelve una síntesis de lo que viene sucediendo con el tango, un terreno donde para muchos el camino fue aprender a tocar, a escribir, a reconocer cada uno de los elementos, abrir la puerta, cobrar las entradas, grabar el disco y venderlo.
En ningún momento mira el reloj. Todos tenemos la sensación de que ya es tarde porque la luz ha cambiado, pero queremos seguir. Es un privilegio esa posibilidad de saber cómo trabaja el otro, cuáles son los pasos que sigue en la creación, cómo ha ido construyendo este camino.
«Elegir el tango como manera de manifestarse es asumir la presencia de un pasado». Asumirlo, conocerlo y probablemente traicionarlo para generar un nuevo tiempo, una nueva música que contiene tal vez necesaria e irrespetuosamente algo de sus orígenes. «Una nueva música como escenario posible para reflexionar sobre el quilombo en que está inmerso cada uno (…) En principio como una reflexión personal y luego hacia afuera».
LOS CÓMO DE GUYOT
Sin método, en el caos, dejando que aparezca la materia prima desde los lugares más íntimos. Así escribe Alejandro. Va siguiendo el camino que la música le dice, encontrando las palabras que se empeñan en aparecer solitas en alguna parte de la melodía. Y en ese recorrido de ida y de vuelta, la cosa empieza a armarse. Escribir es reescribir ha dicho alguien por ahí. Desde esas primeras palabras que sugieren un sinsentido, la historia va creciendo a fuerza de empeño.
El camino como cantor al llegar cada letra, va desde afuera hacia adentro. Respetando letra y melodía original (si es tango tradicional) y pidiendo permiso para reformular alguna cosa incómoda a la voz (si es tango nuevo), el segundo paso es ver en qué lugar de su historia personal esa letra lo está tocando. Cómo ser el narrador de esas historias que piden infinidad de caras, de emociones y de imágenes. Dice que, en definitiva, un cantor es un medio para contar una historia.
QUÉ QUEDA POR HACER
«Hits (una palabra muy poco tanguera). Necesitamos una enorme cantidad de hits. Ya hay algunos que empiezan a serlo: Regín, Milonga en luto… Hay que esperarlos y crearlos. Quiero escuchar lo que va a venir».
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Alejandro habla, nos cuenta. Está llegando tarde a su próxima reunión y no le importa. Nombra a Tuñón, a Borges, a Gardel. Nombra a sus colegas contemporáneos. Así como se le caen las palabras se le cae también el tango por todos lados. Lo desborda, lo atraviesa. Se va y la mesa del bar se queda llena de sus sonidos, de su música, de su poesía. De su generosidad, de su búsqueda, de sus certezas y de sus preguntas. Esas preguntas que lo han traído hasta acá y lo han convertido en un referente. Salud por el inquieto Guyot. Salud por su movimiento permanente. Alejandro Guyot, un trabajador a la vanguardia del nuevo tango.