por Daniel Ruggiero
El tango y el bandoneón se encontraron de forma fortuita, quizás. El instrumento fue creado en Alemania y llegó a nuestras tierras en medio las olas inmigratorias que poblaron nuestro país y aportaron a nuestra cultura. En sus principios, el tango era una música marginal, nació para ser la banda sonora de las casas de noche y los instrumentos que lo ejecutaban eran, entre otros, la guitarra, el violín y la flauta.
El primer gran hito es el sexteto de Julio De Caro, donde militaban los dos emblemas históricos del instrumento, padres de los dos grandes lineamientos del bandoneón, Pedro Mafia y Pedro Laurenz. Este sexteto da comienzo a la llamada etapa decareana, y desde el sonido y la fila de bandoneones crean un estilo que fue uno de los pilares del nuevo enfoque del tango.
En los años cuarenta, entre la gran cantidad de estilos, podemos destacar la orquesta de Aníbal Trolio, en la que el bandoneón solista de Pichuco y la sonoridad de la fila de bandoneones son fundamentales en su estilo. En la orquesta de Osvaldo Pugliese, y en especial hasta el año 1968, Osvaldo Ruggiero (mi padre) marcó el pulso rítmico y expresivo de esa orquesta y el estilo cambiante y evolucionado que pasó a la historia. También en la orquesta de Juan D’ Arienzo, con el vértigo y el estilo marcado, staccato, la fila de bandoneones es esencial en esta vertiente. Por supuesto Piazzolla, desde su genio compositivo y sobre todo desde su manera de tocar y escribir para bandoneón, dio un paso hacia adelante en el género y, casualidad o no, en el instrumento.
Podrimos seguir enumerando casos donde el instrumento y la evolución técnica de los bandoneonistas fueron paralelamente avanzando en complejidades, matices y mixturas, volcando y contagiando al estilo de la orquesta que integraban, o en muchos casos, en su forma de escribir arreglos o composiciones. Leopoldo Federico, quien, entre tantísimas experiencias y agrupaciones, llevó con su toque al cuarteto San Telmo, junto a Roberto Grela, a una nueva versión de esta formación tan clásica con su virtuosismo y expresividad.
También Eduardo Rovira, su música y su bandoneón, Dino Saluzzi, Daniel Binelli, Néstor Marconi, Julio Pane, etc. Todos ellos son bandoneonistas de gran ductilidad técnica y expresiva, y compositores de gran trayectoria. También forman parte de esta hipótesis en la que el estilo de avanzada es paralelamente acompañado por un desarrollo bandoneonístico.
A fin de cuentas, el tango y el bandoneón nacieron casi paralelamente en distintas partes de un mundo muy distinto al actual, con poca interacción entre continentes. Los músicos que comenzaron a experimentar con el bandoneón dentro del tango fueron comunicando ciertas necesidades a la fábrica de bandoneones AA en Alemania, y estas modificaciones fueron conformando el bandoneón que hoy conocemos. En ese ir y venir incesante, entre fábrica y músicos, entre un género nuevo y un instrumento nuevo, el desarrollo del tango acompañó al desarrollo del instrumento con el que comenzó a ser asociado.
En la historia de este género, en sus poco más de cien años, ha habido muchas vertientes, cada una de ellas más completa, y más compleja que la anterior. En ese camino el bandoneón se convierte en el instrumento emblemático, tanto del género tango como de su desarrollo y evolución.
Apoyado en esta hipótesis, o más bien como corroboración de la misma, este 11 de julio, Día del Bandoneón, en conmemoración del nacimiento de Aníbal Troilo y en sintonía con lo expresado, estaré lanzando mi segundo disco solista, Bandoneón de Concierto, un disco para bandoneón solista y orquesta.
Este disco busca ampliar el lenguaje del género, del bandoneón y de su marco orquestal y formal, como aporte a este instrumento y a este género que tanto amamos y queremos que siga avanzando, permanezca con la buena salud que deseamos que conserve.
Tal como lo dice la palabra en su definición etimológica, “experimentar” es situarse fuera del perímetro, y con suerte en ese acto, el perímetro se extiende, como sucedió con todos estos grandes ejemplos de bandoneonistas y orquestas que nombraba anteriormente, dando así un nuevo margen a los demás creadores, en un campo más amplio y rico a la hora de expresarse.
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