En estos tiempos distingo muchos estilos de tango. Escucho tangos que me sorprenden, tangos que encuentro innovadores, tangos que me aburren. Hay muchos tangos de gente que parece enojada y algunos otros de gente que parece alegre. Otros tangos me disgustan, los siento como que a propósito pretenden disgustar. No tengo dudas que los que más disfruto son los tangos que me emocionan. Ya sean emociones alegres o tristes, prefiero un tango que me emocione a uno que me sorprenda. Cuando elijo repertorio de colegas para versionar y grabar, suelo tomar este criterio. Ese es mi más sentido homenaje a esos temas que me gustan. Y en los discos y en las actuaciones están los ejemplos.
Pero en esta ocasión, la Revista El Sordo me invitó a que elija un tema y escriba palabras en vez de un arreglo musical. Así que aprovecho para homenajear un tema que todavía no toqué, pero me emociona. Es un vals que se llama “Serenata”. Lo escuché en el álbum que editó Piraña el año pasado: “Las doce y no hay novedad”. Para empezar, el título del disco me encanta. Por más que hayan pasado 21 años de este siglo XXI, no quiere decir que siempre haya que buscar la novedad como única verdad. Yo leo ese título así. Y también lo leo de otras maneras. Generar múltiples lecturas es una característica del arte.
Yendo al tema elegido, realmente gasté el sexto surco del disco, “Serenata” porque me emociona. Me hace sonreír. Porque me dan ganas de escucharlo. Es algo sensorial que no pretendo cuadricular en palabras. Les invito a vivir la experiencia de escucharlo. Quizás ustedes puedan traducir esa sensación. Cuando termina “Serenata”, me dan ganas de escuchar de nuevo el disco completo. Lo escuché tantas veces, que descubrí entre los sonidos de la grabación la voz de un niño. Le pregunté a Daniel Frascoli, guitarrista de Piraña y me contó que era Pedro, el hijo que tienen con la cantante Romina Grosso. Durante gran parte de la grabación el niño estaba a upa de la madre porque era el único lugar donde hacía silencio.
Para escribir esta reseña tuve que averiguar quién era el compositor, Marcelo Cordero. Como cuando recontra conocés un tango del repertorio tradicional y no tenés idea de quien lo escribió. Te ponés a investigar quién lo hizo y qué otras cosas tiene. Esa será mi tarea para conocer a Marcelo Cordero.
No nos tenemos que olvidar cuando tenemos mareos en esta Era de los perfiles de redes sociales, que las obras suelen llegar más lejos que los nombres,
1 – Algún estudioso de la música dirá que no cumplí con la consigna de elegir un tango. Es verdad.
Julio Coviello es bandoneonista y compositor en Cañón
Para leer toda la sección El tango favorito de hoy hacé clic acá
Ilustración por María Belén Sigismondi