por El Beto Flores
Al alba, los viejos pescan bagres mecánicos en los lagos artificiales mientras las sombras de los flaytaxis que sobrevuelan Buenos Aires se alargan hasta desaparecer. A pocos metros, las frigatonas y los brachos bailan melonches y merigüeles a un ritmo tan sensual como maquínico.
Al ocaso, en las alturas, hundido en la negra soledad del bar de una estación de servicio cuando cierra, Neuco se escucha unos tanguitos que tienen un par de siglos ya. Los escucha de querusa, en el musicalio que hackeó Nígolo, su amigo flaytachero, un tipo cuya filosofía de vida se cifra en el compendio de las letras de los tangos que canturrea.
Neuco descubre un refugio en esa poética generosa que se ocupa “de la solterona aislada, del borracho desencantado, del herrero de la esquina, del menor que mira el café desde afuera, de la obrera textil engatusada por los relumbrones de la fiesta y anulada por el alcohol y las drogas, del ciego que sabe tocar un instrumento (…) del marino, la madre, el jockey, el pan de la mesa, la llovizna nocturna…”.
Mientras escucha esa «poesía maníaca con música conmovedora» piensa en el amor y en el odio, en el perdón y en la venganza. Descubre el sentido de la intimidad y lo lindo que es conversar en un mundo en el que el futuro llegó hace rato, pero que enseguida se desplomó como un elefante blanco en el medio de la ciudad.
La novela Impureza de Marcelo Cohen, publicada por el Grupo Editorial Norma en 2007, es una novela sonora, un sampleado donde se mezclan citas de tangos con neologismos, donde resuenan cumbias, cuartetos y reggaetones en clave de melonches y merigüeles, donde elementos de la cultura popular argentina e imaginaciones técnicas se remixan en una lectura hipnótica, en especial, para los tangófilos.
Sobre Marcelo Cohen
Marcelo Cohen (Buenos Aires, Argentina, 1951) es un escritor, traductor y crítico literario argentino.
Reconocido por sus ficciones científicas, prefiere clasificarse dentro de un género inexistente llamado por él: «sociología fantástica». Su estilo está marcado por nuevas geografías y un léxico novedoso, lleno de neologismos y referencias que producen, al mismo tiempo, familiaridad y extrañamiento.
Algunas de sus obras: El país de la dama eléctrica (1984), Los Acuáticos (2001) En casa de Ottro (2009), La calle de los cines (2018).
Incursionó como letrista con Babasónicos participando de la escritura de la canción «Falsario».