Por Renata Lemenz
El Tape habla, habla mucho. Será porque la palabra es su herramienta para expresar lo que siente, lo que piensa, lo que ve. Casi que me responde las preguntas antes de que las haga. La charla fluye y resulta que no estoy tan pendiente de lo que había planeado preguntarle. Personaje clave del despertar del tango en los ’90 y una figura central de nuestros días. Constructor de melodías y letras, y uno de los autores más reversionados de la actualidad. Mientras habla también explica. Tiene cerca su guitarra, toca, canta, me muestra, también en el piano. Le sale naturalmente. Quizás él no sepa que casi sin querer me tomé una clase, pero eso me lo guardo para mí
¿Quién es el Tape Rubín?
¡Ah! (risas). Y bueno es alguien que intenta componer música, podríamos decir música popular de esta región. Componer y luego también interpretar. En su momento lo de interpretar era muy necesario porque nadie interpretaba mis canciones. No pasaba este fenómeno que se está dando ahora de que las canciones son versionadas en el mundo del tango. Creo que no pasa un mes que alguien no me llame y me diga “mirá grabé esto”. Está incorporándose y eso me hace pensar que el aporte más importante que le estoy dando al género es agregar obras nuevas.
Claro, hay muchos grupos con instrumentación muy diversa que versionan tus temas. A vos ¿qué te genera escuchar eso? ¿Te gusta? ¿Cómo te llega?
Sí. Cada versión nueva aunque no me guste mucho como la hayan hecho es como mil premios Gardel. Es una especie de palmada en el hombro, un abrazo, es como un reconocimiento. Aunque luego después hay otras aristas que no funcionan bien como SADAIC, no tengo una retribución económica acorde a lo que sucede. Pero en el hecho en sí de que alguien, cantoras, cantores, orquestas, la OTFF, muchísima variedad de formatos como vos decís agarren los temas y los versionen. Son varios temas los que andan dando vueltas y están incorporándose a un repertorio y a mi me da felicidad, orgullo, la sensación de un trabajo bien hecho. La verdad es que por muchos años esto no ocurría. Yo sabía que los temas estaban bien construidos. Tocábamos con los chicos para muy poca gente, no pasaba nada. Pero se fue dando un fenómeno subterráneo, se pasaban los discos, y ahora resulta que de a poco ya está en la superficie. Asique fue también como una sorpresa ¿no?
Esto que decís del tema bien construido, justo pensaba preguntarte ¿cuáles crees que son los pilares de una canción? Si se puede decir así ¿qué tiene que tener una canción para que funcione? No se puede escribir cualquier cosa y esperar que la gente la cante…
Una canción es esa intersección perfecta entre palabra y sonido. Entonces no hay una sola porque vos fíjate que hay canciones que tienen armonía muchísimo más simple, que no tiene ningún hallazgo. A mi me parece que la melodía, aunque no sea convencional o tenga un “lenguaje pobre” tiene que funcionar de algún modo. El soprano tiene que decir algo, apoyar esa letra. Porque podemos tener el caso de una buena letra que no tenga una buena melodía. A veces las melodías no tienen por qué ser buenas, sino que tiene que funcionar de algún modo. Tiene que tener una melodía que te invite a seguir, que te interese, que te proponga algo, en sus saltos y en su desarrollo melódico. (Toca en el piano el comienzo de Nunca tuvo novio) ¿Por qué esto está bueno? ¿Qué es lo que produce? ¿El salto de sexta? Una sexta sola no te da nada pero puede ser que en el tango no sé si haya tantos ejemplos de esto. Si yo te digo “che voy a tocar un tango” y toco esto, vos casi que ya sabes cuál es. (Sigue analizando la interválica, toca, canta.) Son todas cosas muy sencillas pero lo importante es cómo está diagramado. Después tiene que tener una letra que haga lo mismo, que te invite a querer seguir. En palabras claves, de cómo el texto dialoga internamente una palabra con la otra.
Esa es la melodía después tenemos los bajos, la armonía, cómo está construida la forma, la letra. Porque vos tenés una canción tipo Next week de Sumo (la canta) no hay melodía pero sin embargo hay un soprano que canta y eso funciona ¿por qué funciona? Porque está cantando en un determinado ámbito en que eso funciona. Entonces vos te vas dando cuenta metiéndote en los textos de las canciones de que hay una red interna de significantes y forman movimientos internos del texto que tienen que ver todo el tiempo con los hechos que se van narrando. Y después me parece que también es clave el tema del formato. Yo no sé, si Yesterday no la cantan tan maravillosamente bien como la cantó Paul McCartney quizás no me gusta tanto. El soporte ¿no? La interpretación. Eso también hay que ver.
Me acordé de una reflexión de Andy Chango sobre Sabina diciendo que todo eso de la melodía y algo más misterioso es un verso ¿Conocés lo que dijo Sabina?
No, no conozco…
(Con pronunciación de gallego, citando a Sabina) “una canción es una buena melodía, un buen arreglo, una buena interpretación, y algo más que nadie sabe qué es pero que si no está…” (Risas)
Y decime vos escribís canciones desde chico, pero seguramente el contenido o el paisaje de esas letras que vos escribiste hayan ido cambiando pero ¿qué buscás expresar cuando escribís? ¿Qué decís en la letra?
¿Yo qué busco? No sé mira. Te cuento una cosa tierna y graciosa que pasó hace unos años. Hicimos esas lamentables reuniones de 7mo grado. Y bueno una maestra me acerca dos poemas que yo escribí a los 12 años, uno era cuestionando el ateísmo. “Si soy ateo, empezaban los versos, ¿por qué cuando escribo algo miro al cielo? Si soy ateo ¿por qué…?” Cuestionándome, como no creyendo en ese ateísmo. Por otro lado estaba muy influenciado por Bécquer, el astro rey, la cuestión del sol, iluminando un paisaje hermoso, y la reflexión era “qué lástima que el humano hace una cagada y arruina todo ¿qué pena no?” Así que a los 12 años ya estaba con todas esas inquietudes. Después a los 15 tenía una canción que fue un hit en mi grupo de pertenencia, se llamaba 7 de la mañana donde narraba las desventuras de un adolescente al que el papá lo despierta violentamente, como hacia mi viejo. Mi viejo me llamaba dos veces para ir al colegio y a la tercera agarraba y me sacaba toda la frazada y bueno así, un amor. Y bueno toda esa cuestión de la mañana, de ir a la escuela, muy influenciado por Sui Generis.
Yo entre al género en los primeros años de la década del 90. Venía de afuera del tango y mi desesperada ambición era poder sonar a tanguero, y ahí descubrí que el tango estaba ausente de la ciudad. Entonces ahí descubrí la milonga, la noche, la epopeya de la noche, el discurso milonguero. La noche que no es lo mismo que la calle. La noche es como un lugar también. Se va trasladando, entonces ¿dónde está la noche hoy? La noche no está en cualquier lado, la posta. Entonces bueno ahí en la noche encontré un espacio mítico. Yo ahí todo el tiempo intentaba tomar ideas que el tango ya había hecho y ver si le podía poner mi impronta contemporánea. No hay tangos a la noche. Hay tangos que hablan de la noche pero no hay tangos a la noche como una reina, entonces listo vamos a hacer eso. Y después bueno tratando de ver elementos que rimen con la tradición. Una amiga mía me dijo algo que me hizo reflexionar un montón, “che todas tus canciones son de despedidas.” Y empecé a leer y sí.
Bueno pero es que es una temática tanguera ¿no? La nostalgia, la despedida, lo que se fue.
Yo no estoy de acuerdo en que haya temáticas tangueras. Ahora para dar clase estoy revisando todo el corpus de letras del ’20 en adelante y no hay una temática. Eso fue una cosa que quedó cristalizada. Pero en realidad hablan a favor, en contra, del puente, de una pelota.
No, obvio. Hay de todo…
Hay de todo. (Canta Trenzas negras y luego Puentecito de plata) ¿De qué está hablando? Le habla al pelo de las minas, le habla al puentecito, le habla a un chabón que viene a contramano. Hay una que es de un pescador, que la mina se queda esperando a que vuelva y parece que naufragó. Así que fíjate que no es tanguero eso. En todo caso el tango tiene mucho de eso como lo tiene el blues, el flamenco, canciones de dolor popular. Estoy tratando de pensar en tu pregunta y varía la época.
Se habla mucho de los ’90, el Tape Rubín y el tango pero yo no estaba ahí así que contame ¿qué pasó con el tango en los ’90?
Y bueno lo que ocurrió fue que empezaron a confluir generaciones que estaba fuera del tango. Generaciones más jóvenes, gente de alrededor de 30, empezaron a confluir alrededor de un lugar que se llamó el Parakultural de Omar Viola. Ahí había un underground, había una reacción cultural. Tocaban Los Redondos, Las Gambas al ajillo, había poesía, rock, todo lo que fuera contracultural. El tango en ese momento era paracultural. Porque al mismo tiempo que el tango era predominio de las generaciones más viejas, hay alguna gente rara más joven que se interesa por el tango y en ese momento ya había bailarines jóvenes muy tangueros y muy expertos que empiezan a difundir algunas cosas. Entonces a partir de ahí se empieza a generar una especie de movimiento. Empezaron a aparecer bailarinas de otros espacios, de folklore, de lo clásico, descubren el tango como una herramienta de expresión formidable. Entonces a partir de ahí empiezan a vincularse las generaciones, algunos viejos milongueros un poco más abiertos aceptan, abren los brazos y dicen bueno vamos a revitalizar esto. Porque el tango es una cultura que tiene muchas disciplinas. Y yo iba ahí y tocaba en el medio de la noche, año 94 ponele. Yo aparecía con un saco de cuero y corbata. Parecía así como una especie de estética de New Wave. Así que bueno eso fue lo que pasó, el baile motorizando y alrededor de eso toda la cultura tango. Y bueno al principio no era un negocio, después empezó todo ese corredor de turistas. Los bailarines empezaron a ser menos artistas y más comerciantes. “La plata siempre es la plata, que quiere y mata sin compasión” dice Homero Manzi en Oro y Plata. Entonces los bailarines en vez de hablar de música de arte, empezaron a hablar de giras, de plata. De cosas más superficiales.
Y para vos ¿fue una decisión hacer tango de una forma más sistemática? Vos venias de otros géneros ¿Cómo te acercaste al tango?
Mirá a mí siempre me gustó todo, yo de pendejo escuchaba lo mismo Deep Purple que Beethoven, Gardel que Moris. Si la canción funciona, la música me gusta. La quinta de Beethoven yo la escuché mil veces de pibe. No te aburrís, porque funciona entera. De memoria me la sabía. (Entona el ritmo inicial). Escuchaba de todo y así tocaba de todo. Me había hecho viajes por el interior aprendiendo folklore. Me gustaba tanto el folklore como el rock. En su momento empezamos a intentar armar una banda con una gente y en un momento empieza a aparecerme a mí el gusto por el tango. Y bueno uno de los muchachos me empieza a acompañar y yo empiezo a cantar tango y empiezo a sentirme identificado con eso. Empiezo a recordar los tangos que yo escuchaba de pibe en lo de mi vieja. Un amigo me había dicho de un lugar donde había una milonga y fuimos con una novia que tenía en ese momento y me impactó mucho. Te estoy hablando del año ’91, ’92. Fuimos a tomar una clase de tango. Y ahí había tipos engominados, una cosa solemne. A mí eso me impactó mucho. Y por otro lado también pasó que el rock se iba domesticando, había un sonido del rock que ya era más funcional al sistema. Un rock totalmente blando que no cuestiona nada, que hace negocios y es individualista. No es el rock con un mensaje que estamos todos unidos por un mundo mejor. Entonces la idea de que el rock es algo interesante empieza a agotarse un poco.

Sé que por los 80 estuviste viajando por Argentina, a dedo. ¿Qué buscabas en ese viaje y qué encontraste? ¿Cómo fue esa experiencia?
Lo que buscaba básicamente era irme de la opresión de mi casa familiar pero también paralelamente a eso buscaba libertad, ser un vagabundo músico. Tenía esa idea romántica de la huella, del camino, que la vida estaba ahí afuera y había que salir a encontrarla. Me gustaba la milonga, la música surera, la chacarera, la zamba. Me encontré con la maravilla de un pueblo musical aun en lugares que a mí no me parecían interesantes, como La Pampa o la provincia de Bs.As. Viste que vos la atravesás en auto y decís acá no hay nada, pero te bajas y hay un universo de música, de historia. Pero bueno lo que me encontré en ese momento fue un universo increíble de músicas. Y me enseño muchísimo por dentro. Porque cuando vos ves a un tipo tocando la guitarra, esa cosas después son enseñanzas para lo que sea. Y ahí escribí una milonga como balance de ese viaje. Por entre los caseríos se llama. Un día estaba en un rancho que me habían invitado y desde una ventana escucho una guitarra. Entonces pensé en esa idea de “entre los caseríos” que la música va como agua fluyendo y entonces en esa canción hago como un balance de ese viaje.
Y ese tema me trajo una anécdota muy linda. Una vuelta me encontré a Nelly Omar en SADAIC. Tenía unos lentes oscuros, al mediodía. Estaba con un asistente y le dije “le quiero hacer llegar un tema” entonces me dio la dirección y le mandé el disco Reina noche y le mandé esta milonga. A los dos días me llama por teléfono:
– Hola soy Nelly Omar, escúcheme – me dice– esa milonga resérvela para mí, esa milonga me tocó el corazón. Ud. debe saber algo profundo de mi vida, porque esa milonga es como si fuera para mí, es mi vida. La voy a grabar, no se la dé a nadie.
–Por supuesto no la canto más–le dije yo
–No, Ud. cantela porque es el autor, pero por favor no se la dé a nadie– y cuelga el teléfono.
A los pocos días me llama:
–Escúcheme Rubín, la estoy cantando así en Mi menor– y mete un recitado en el medio.
–Pero me parece que me queda un poco baja, la voy a hacer en Fa# menor– me dice.
–Bueno– le digo– si no lo toma a mal dígale a los guitarristas si la pueden hacer en sol menor que les va a ser un poco más fácil.
–Bueno, yo no quiero discutir con Ud– me dice– yo cuando a Canet le llevaba un tono, él no me discutía, dejémoslo entonces.
Entonces agarro y le digo a Mariano, que había hecho el arreglo para Reina noche, vamos a grabarlo en fa# menor para que lo practique. Vamos al estudio y lo grabamos. A los días me llama y me dice:
–Ay Rubín que lindo. ¿Bueno sabe qué? La voy a hacer en Sol menor.
¡Qué aparato!
Bueno al final no pasó nada. Le hablé a Bartolomé Palermo que había tocado con ella a ver si eso ayudaba. Y la llamé pero se empezó a empiojar todo. Pero bueno, para mí como compositor, el hecho de que alguien como Nelly cantara un tema mío era como pasar a jugar en primera división. Sobre todo porque es alguien que yo admiro profundamente. Así que finalmente no se dio pero me queda la voz de ella en el teléfono.
Claro totalmente, pero es una buena anécdota. La canción fue un cierre del viaje y encima después te encontrás con Nelly en SADAIC. Bueno, de más grande estuviste un tiempo viviendo en el campo, alejado de la ciudad…
Yo íntimamente estoy alejado de la ciudad. Estoy acá por algunas cuestiones familiares pero yo ya me di cuenta que ciudades con más de 500.000 personas viviendo en un solo lugar es una locura. De recursos, de basura y también desde el punto de vista de la energía, la espiritualidad. Íntimamente no estoy en la ciudad desde hace mucho. Nunca viví en el campo fijo, yo iba y venía. Pero me alejé de la escena, deje de tocar en el 2010 y me enfoqué en esto de construir una finca agroecológica, todavía estoy con eso.
¿Cómo comenzaste con eso? ¿De qué la va esa experiencia?
Bueno, fueron confluyendo varias situaciones para que yo a de a poco me vaya dando cuenta de que la ciudad no es un buen lugar para criar a mi hijo, para vivir. Quería encontrar la manera de tener un lugar para vivir en el campo, tenía ese impulso. Justo vino una amiga que hacía muchos años no veía y me dijo que tenía un amigo viviendo en un campo. Agarramos el auto y fuimos a 900 km de San Luis. Me compré una hectárea y media y ahí me puse a leer mucho, empecé a hacer un emprendimiento, a investigar sobre permacultura, eso te lleva a la agroecología, a los pueblos originarios. Empezó todo un camino de revisar quien soy yo, porqué hacemos lo que hacemos, porqué hablamos el idioma que hablamos, cómo se llaman los nombres de los lugares, porqué nuestro año empieza en realidad a mitad de año, cuando es el día más corto y la noche más larga. Nosotros tenemos el calendario al revés. Todo eso me empezó a apasionar. Tuve una crisis cultural. De que nuestra cultura negadora, acá, sobre todo en esta tierra argentina, no había tierra, había desierto. Estaba habitado por gente pero era un desierto, todo el tiempo es ningunear. Aparte no tenés cholas y cholos como en otros lados donde también se hizo un proceso de colonización pero distinto porque no han podido negar tanto, están ahí. Nosotros hemos invisibilizado todo eso. Entonces todo eso empieza a aflorar en mi pensamiento. Todo empezó a teñirse de otro color y empecé a cuestionarme todo. Empecé a componer estilos, huellas, vidalas, otras cosas. Con un discurso bastante violento, insoportable. Esto no sirve, nada sirve. Llegue a un lugar así de que nada sirve. De a poco fui rearmando todo. De que el tango también es una grieta de la cultura occidental. Siempre te plantea una cosa marginal, por eso el tango for export no es real.
Pienso cómo conviven o convivieron en vos, no sé en qué etapa personal podrás estar ahora, la vida del músico nocturno de tango con la actividad diurna del campo y todas las cosas que te replanteaste y te estabas cuestionando. ¿Qué pasa con el tango fuera de la ciudad? ¿Cómo se puede hacer un tango fuera de la ciudad?
Ah bueno si, ahora ya está empezando a ser más posible. El tango va perdiendo ese carácter, se está hablando del tango federal. El tango va a ir transformándose, tampoco es necesario que continúe siempre toda la vida igual. No sabemos si a donde vamos es mejor. Cambiando cordaje es una canción que compuse hace un tiempo. Ahí intenté mezclar (Afina la guitarra, toca arpegios de milonga pero modales) era para la historia de una guitarra vieja (canta Cambiando cordaje), a la que el tipo le cambia las cuerdas y pensé en cambiarle la historia, que le cambie las cuerdas pero que reinvente el mundo otra vez. Y a cada cuerda de la viola le voy a dar las cuatro energías del mundo. Me acordé de Yupanqui que tiene una milonga en laque habla de cada una de las cuerdas. La bordona (la sexta) como la que manda y después toca en esa cuerda y habla de la quinta y toca una melodía en la quinta solamente y así con las demás. (Coplas del caminador)Me acordé de eso y dije vamos a hacer que este personaje cambie las cuerdas y que hable del agua, de la tierra, del aire, del fuego. El tema arranca como baguala (sigue tocando), después tipo estilo, después más tanguero, y después más rockero, entonces es como ir sumando paisajes. O sino Milonguetica que meto milonga y también pentatónicas tipo rock. Ese tema no tiene una melodía pero funciona. Sabes que me di cuenta de que ese tema podía funcionar cuando se lo canté a mi vieja. Mi mamá escuchaba mucha música. Entonces se la canté y vi que se divertía, que se reía con algún chiste, alguna combinación y trataba de escuchar la próxima. Y no se aburría con una melodía monótona. Y todo esto que dice la letra es lo que yo también siento de la cultura en general, es una contradicción.
¿Cómo haces la construcción de las canciones? Sé que primero la música y después la poesía. Hay una especie de guiño entre música y letra.
Sí, yo voy sacando ideas, bocetos para letras. Y de repente empiezo a asociar. Los que creamos tenemos esta capacidad de que asociamos cosas que aparentemente son lejanas. Yo tengo esta pentatónica que decido ponerle armónicos (lo toca en la guitarra). Es una boludez total si estas tocando un blues pero poniéndole los armónicos tienen un misterio. Yo escribo mucho en prosa antes de arrancar una letra y me empiezo como a meter en una atmosfera de escribir, escribo boludeces, asocio, escribo lo que pienso, lo que siento, cualquier cosa. Después lo conectas con otra cosa y no es una boludez. Hay que darse el permiso para conectar cosas, esa es la creatividad. En la biodiversidad está la belleza. Que todo se mezcle, en la mezcla aparece el interés, la riqueza. En Cambiando cordaje es uno, en Milonguetica es otro, pero el patrón común es conectar.
Y para vos ¿qué hace que una música sea popular? ¿Y el tango qué lugar ocupa, sigue siendo una música popular?
Hoy no es masiva. Es una pregunta que tiene muchas cuestiones. Porque por un lado tenés una música más académica, y lo popular es lo que se puede cantar en cualquier lado. Pero el tango tiene un montón de metodología. Toma modos de producción de la música académica una parte académica de la técnica, una mixtura. El tango tomó muchas cosas de eso. Se escribe, se lee. Luego se ensambla de modo empírico. Pero en cuanto a lo popular masivo no es. Corresponde a una clase media, occidental, blanca. En los barrios los pibes están rapeando, hay reggaetón, están con otra música. Básicamente es una cultura que no es popular masiva, pero es popular en el sentido de que no es académica clásica, aunque podés tener un concierto igual muy formal.
¿Y vos crees que el género actualmente está pasando por un buen momento? Con todas sus expresiones…
Bueno si, se ha recuperado de una muerte segura y ahora está como resurgiendo, de repente hay un montón de efervescencia. Hay mucho virtual, aunque también mucho movimiento real también, hay un montón de gente que labura bien y labura mucho, mucha gente muy competente. Lo que yo en general percibo es que hay más logros en lograr un sonido que temas. Son más bien ámbitos sonoros. La biandunga, yo no sé todavía si se hizo algo más tanguero y moderno que eso. La muerte estuvo muy cercana, en los ‘80 el tango estuvo casi muerto. Bastante bien hemos recuperado una cultura tan rica, poesía, música, modos de tocar, guitarras, contrabajos, violines, bandoneones, orquestas, formaciones distintas, pero bueno no podes pretender pasar de estar muerto a salir a correr una maratón al otro día. No es que no hacemos temas buenos a la manera de antes porque no sabemos cómo, estamos recuperándonos.
Estamos viviendo tiempos oscuros a nivel político, social, humano, está todo roto ¿vos crees que hay una salida? ¿Qué cambio de paradigma tan grande tiene que haber?
Yo no estoy seguro de que haya habido un tiempo luminoso en la humanidad. La cultura griega, los romanos, los chinos, los babilonios. En Asia, África, todo se basó en momentos sangrientos, oscuros, injustos. Pasa que antes éramos menos y todavía había recursos en el planeta. Y ahora nos están asfaltando todo, como si nosotros pudiéramos vivir sin aire, sin tierra. Tiene que cambiar el paradigma humano que sostiene todo esto. Todos los colectivos silenciados tienen que tomar protagonismo para decir lo que tengan que decir. El patriarcado, el machismo, el capitalismo, la producción, la renta, la eficiencia, el hombre como sujeto central de las decisiones tiene que correrse a un lado y escuchar humildemente a los niños, las mujeres, los pueblos originarios, a todos los que tienen algo para decir desde otro lugar. A los que hablan desde el lugar del amor a la tierra. Los pueblos originarios te van a hablar desde el amor a la tierra, al agua. Eso lo vienen diciendo desde hace mucho. La tierra está viva, es un ser como una planta. El suelo es una madre. Los pueblos originarios decían cosas que no eran atrasadas, decían cosas profundamente reales. Tiene que ser una revisión profunda desde un lugar saludable, lógico, real, pero tiene que pasar eso. Vamos a ver si estamos a tiempo. A los niños hay que escucharlos con la seriedad que ellos merecen. Los adolescentes y a las mueres también. Si eso ocurre podemos cambiar o revisarnos distinto. No pensar que hay un lugar de poder al que hay que llegar.
¿Qué te gusta leer?
Sí. Me gusta todo. La literatura en general, los cuentos, las letras, las novelas, los ensayos. En esta época no estoy tan lector. O si pero no tantísimo como en su momento. De todo.

Hay muchas letras dentro del tango actual dando vueltas ¿qué pensás, te gustan?
Algunas me llegan. Sí. La verdad es que no se si hago bien o mal pero no estoy tan al tanto. Cada tanto me llegan algunas cosas de gente que hace, que me mandan o me dicen. Ahora que dicen “Maestro ¿qué opina?” (risas). Si, algunas me llaman la atención.
A mí me gusta mucho como escribe Juan Lorenzo. No a veces la temática pero escribe muy bien. Es un gran cancionista, es muy talentoso como cancionista como compositor. Su canción es él. Seba Luna también es un musicazo. Estamos escribiendo cosas juntos. Nos hicimos amigos. Yo le ayudé a terminar una letra de una chacarera que hizo muy bonita con una bella música de Nico Leiva. Le propuse hacer como hago conmigo, si tenemos que estar un año, estaremos un año. Fue gracioso porque él quería terminar rápido. Bueno se bancó la demoray quedó un letrón infernal, está buenísima. Y ahora me propuso hacer otra canción juntos. Así que bueno cada tanto aparecen cosas. Toda la temática feminista que me parece que está bueno. En algún momento va a dejar de ser una reacción. Además de que denuncien al pelotudo, al macho típico, también está bueno conocer la otra visión. No que sólo que está en contra del patriarcado, eso ya lo sabemos. Bueno ¿cuándo vas a decir cómo es el mundo visto desde vos?
Y vos como docente y como alumno ¿cómo crees que se enseña la música popular? ¿Es algo que se transmite?
Creo que hay que escuchar, clasificar, analizar, descomponer para entender, ejercitar, escuchar mucho, practicar, imitar, entender de dónde vienen las cosas. Saber que los mecanismos pueden estar escondidos en otras combinaciones de notas. Yo no sé si alguna vez voy a parar de estudiar música. Capaz de tomar clases voy a parar en algún momento pero de estudiar no sé. Ahora estoy con una música de Mozart, que si bien puede aparecer como una música vieja, académica, aburrida, de repente en el medio tenés sonoridades increíbles, cromatismos, procedimientos muy audaces. Nada es lo que parece ¿Cómo enseñar? Escuchando.
Tenés que elegir entre Manzi- Contursi- Exposito.
¿Qué preferís? ¿Respirar, comer o tomar?
Si tuvieras que dedicarte a otra cosa ¿qué serias?
Me dedico a otra cosa (risas). Me dedico a tratar de ver cómo puedo hacer para armar un proyecto agroecológico. Cuido semillas. Me estuve dedicando mucho tiempo a laburar en una empresa familiar, más o menos a los tumbos. Ahora terminé con eso pero bueno.
¿Con qué argentino muerto te tomarías un mate?
Con mi mamá.