Por Carolina Buratti
Ilustración por Pablo Garat
Día 10
Yo: -Hola
Hombre: -Hola
(…)
Yo: -Hola
Hombre: -Hola
(…)
Yo: -Hola
Hombre: -Hola
(…)
Yo: -¿Quién es?
Hombre: -¿Afinador?
Yo: -Sí
Hombre: -Ah, disculpe. Me equivoqué de casa
Salgo a la calle para ir a buscar el diario. Sonrío. Sonrío como un perfecto pelotudo. La puta que me parió, estoy enamorado. No me banco. Me odio. Me voy al supermercado. Ya fue.
A media cuadra del chino empiezo a escuchar gritos. Hay alguien al lado de un auto discutiendo con el conductor. Parece el marido de Lin y el del auto parece… No sé, no, no es… Sí, es el del pan lactal. Sigo caminando, uh la puta, el chino abrió la puerta del auto y se metió. Lin está ahí, ya me vio, tironea del brazo a su marido por la ventanilla. Llego. Me sube un nervio… Lin suelta al marido y se me viene encima. Me abraza llorando.
Lin: -¡Jefe Alberto, tiene arma, marido tiene navaja! Va a matar repartidor, por favor, ayude
Uh, el chino está armado, cagamos la fruta todos acá.
Yo: -Bueno, muchachos, tranquilos, a ver qué pasa…
Repartidor: -Tranquilos las pelotas. Este chino de mierda me vendió un auto trucho. Hijo de puta. Le di toda la plata que tenía y ahora me esta siguiendo la cana porque el auto es afanado. ¡Devolveme la guita chino hijo de puta!
Chino: -¡Fuera, fuera de puerta de supermercado! Chino mata puto gato
Ah, bue. Chino mata puto gato. Este chino está acá hace diez años y no entendió nada…
Repartidor: -¿Encima me decís puto gato? Chino de mierda, te voy a mandar a migraciones hijo de puta, te voy a hacer mierda…
Pienso qué mierda tengo que hacer. Lin llora tirada en el piso, se me agarró de una pata y no me suelta, me agacho para hablarle y tratar de calmarla. De pronto el chino tira un grito ninja. Miro. El chino se baja del auto y sale corriendo. El repartidor ahí tirado, en el asiento, con el cuello ensangrentado. La reconcha de mi vieja. El chino ya está pegando la vuelta a la esquina.
Yo: -¡LIIIIIIIIINNNNNNNN! ¡LLAME UNA AMBULANCIA LA PUTA QUE ME PARIÓOOOOO!
Me meto en el auto.
Yo: -¡FLACOOOOO! ¡FLACOOOOOOO! (El chaboncito me mira) LA PUTA MADRE FLACOOOOOO, ¿ME ESCUCHÁS?
Repartidor: -Sí, forro, no me grites, este chino pelotudo me corto la oreja, pasame el trapo ese que tengo en la guantera que me estoy manchando todo. (Se mira en el espejo retrovisor) La puta madre, me dejó re Vangó…
Respiro, le doy el trapo, me bajo del auto. Respiro. Adentro del chino veo a Lin en la caja llorando en el teléfono, mezcla chino con español, no se entiende nada. La amo.
Yo: -Corte Lin. Ya está. Está bien, el tipo está vivo.
Lin me mira con los ojos llenos de lágrimas, deja el tubo del teléfono en el mostrador y sale a la vereda. El repartidor está con el trapo en la oreja.
Repartidor: -Mire Lin, yo no sé, nos conocemos hace cuatro años… Su marido es un loco de mierda…
Lin: -Lin pide disculpas por marido. Marido trucho auto… puto gato… Lin pide disculpas por puto gato y auto disculpas todo… Lin devolverle la plata… Cuotas amigo… Usté deja auto acá, auto implicado en choreo, peligroso. Su sangre de oreja quedar en auto, usté peligro de ser partícipe de choreo… Lin limpiar su honor…
Partícipe de choreo, por el amor de dios. Me odio por amarla tanto. Soy un ser de luz. Me odio. Soy todo lo que siempre odié. Lin tira un cajón de manzanas en el asiento trasero, baja la persiana del local. El chabón le da las llaves del auto. Lin se sube y desde adentro me hace un gesto para que la acompañe. Ya fue.
(…)
Loma del culo. No sé dónde estamos. Lin manejó hasta acá cantando en chino. Debe ser alguna parte del conurbano. Es todo campo y basura. Frena el auto, se baja. Me llama. Voy.
Lin: -Jefe, ayude a Lin a abrir baúl con gancho.
Me da un palo de fierro doblado en la punta. Palanqueo un poco y se abre. Adentro del baúl ahí sueltas nomás, hay dos estatuitas de chinos doradas.
Lin: -Jefe, chino de oro para usted, china de oro para mí
Jodeme que es oro. Sacamos las estatuitas que pesan un huevo cada una, lin abre la puerta trasera y con un magiclic que traía no sé dónde, prende fuego el cajón de manzana.
Lin: -Jefe, corre con Lin
Salimos corriendo. Explosión. Miro para atrás y el auto está prendido fuego mal. Me siento Termineitor. Y tengo a mi Sara Conor. China. Bueno.
(…)
Volvemos a casa cerca de la una del mediodía. Vamos a la terraza, prendo el fuego, picamos un quesito… A las tres de la tarde estamos comiendo tremendo asado. Hay sol, tengo un chino de oro de cinco kilos en el comedor, mi Sara Conor está cantando en una reposera. Ya fue. Me parece que soy feliz. Posta. Amo la vida.
Julio, viejo de mierda, puto gato, pudrite solo.
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