FUNDAMENTO
Este trabajo busca dar fundamento al conocimiento de los elementos técnicos de la música adquirido por los estudiantes de los instrumentos de cuerda, mediante la incorporación de conceptos de armonía tonal.
Como vemos en el gráfico, la Armonía junto con el Contrapunto y la Orquestación, son tres materias que, regidas por la organización formal, darán entidad a la Composición.
Este material funciona como una guía de los términos y las relaciones que deberían dominarse para facilitar tanto el trabajo individual como grupal y el entendimiento progresivo e integral del sistema musical. Si bien es necesario desglosar los distintos elementos y explicarlos por separado para su aprehensión, es preciso mencionar que la armonía tonal es un sistema íntegro en el que todas sus partes se relacionan y son interdependientes.
Comenzaremos explicando el concepto de armónicos superiores, pues es a partir de éstos que surge el sistema tonal. Casi todos los sonidos con una altura definida que escuchamos en la naturaleza están compuestos por un sonido fundamental y por muchos otros que suenan simultáneamente: los armónicos superiores.
El sonido es producido por la vibración de un cuerpo cualquiera: cuerda, lámina, columna de aire dentro de un instrumento de viento, etc. Estas ondas son transmitidas al medio -aire, agua, etc.- y viajan por él hasta llegar al oído, donde son recibidas y transformadas en impulsos eléctricos enviados al cerebro, que los interpreta como sensaciones sonoras.
La velocidad de vibración del cuerpo sonoro define la altura del sonido, cuya magnitud es la frecuencia (cantidad de vibraciones o ciclos por segundo: Hertz). Por ejemplo, la nota la (440 Hz) del diapasón se produce porque sus varillas vibran 440 veces por segundo. Cuanto más corta es la cuerda, más rápido vibra y por tanto, el sonido que produce es más agudo.
La intensidad con que están presentes los armónicos superiores está dada por relaciones matemáticas simples. El primer armónico, que se percibe con mayor intensidad, es el doble de la frecuencia de la nota fundamental (su octava), seguida por la quinta, la octava otra vez, la tercera, y así sucesivamente.
Por ejemplo, cuando escuchamos la nota do percibimos también su octava (do), seguido del sol (su quinta), el mi (la tercera) y otras notas más agudas cuya intensidad disminuye a medida que se alejan de la frecuencia de la fundamental. A su vez, el do original será la quinta de otra nota más grave: el fa.
Surge entonces la relación de los tres componentes que van a determinar la tonalidad de do: fa (IV), do (I) y sol (V). Los armónicos superiores de estas tres notas conformarán la secuencia do, re, mi, fa, sol, la, si.
A continuación observamos dos tangos en los cuales se instala claramente la tonalidad mediante el uso de los grados I, IV y V.